Por:Mónica Arriola
Hola querido lector, lectora, hoy les quiero compartir un tema que me parece fundamental para llevar con éxito cualquier tipo de relación humana: la comunicación.Para tener buenas relaciones, tanto familiares, como en el trabajo y en general con las personas más cercanas a nosotros, he aprendido que la buena comunicación es indispensable en todos los ámbitos de nuestra vida. Sin embrago, algunas veces por falta de ésta, enfrentamos desacuerdos y discusiones sin sentido que provocan una ruptura con los demás. Como madre de familia, como amiga, como hermana, y también como legisladora, me he dado cuenta que una de las tareas más complicadas, y que por ello deberíamos poner más énfasis en aprender, es la de intentar entender a los demás y la de tratar de hacernos comprender. Esto, aunque suene sencillo, es casi un arte, pero si lo aprendemos nos facilitará la convivencia y la armonía. Con frecuencia perdemos de vista que la comunicación entra en el ámbito de los valores. Esto último se debe a que la práctica de una buena comunicación, sin importar el sector o actividad en la que nos desarrollemos, puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de problemas; y es que, precisamente cuando tenemos problemas en el trabajo, con la pareja, con los hijos o con los amigos, la mayoría de las veces, se debe a un problema de mala comunicación.Para mí el hablar correctamente con los demás, no sólo se ha convertido en un valor, también ha sido una herramienta indispensable en tanto me ayuda a intercambiar pensamientos, ideas y sentimientos, pero de forma efectiva, en un ambiente de cordialidad que me permite el enriquecimiento personal. Para tener una buena comunicación con alguien, no necesariamente hay que ser buenos oradores. No todas las personas con una magnífica y agradable conversación poseen la capacidad de comunicarse eficazmente, en muchos de los casos no dan la oportunidad a que otros se expresen y compartan sus puntos de vista. Queda claro que comunicar no significa decir, expresar o emitir mensajes (para eso están los medios de información); por el contrario, al entablar un diálogo con los demás, tenemos la oportunidad de conocer su carácter y manera de pensar, sus preferencias y necesidades; aprendemos de su experiencia, compartimos gustos y aficiones... en otras palabras: conocemos a las personas y desarrollamos nuestra capacidad de comprensión. Sólo así estaremos en condiciones de servir al enriquecimiento personal de quienes nos rodean.Para esto tengo algunos consejos, que creo que si intentáramos todos, podríamos lograr tener una mejor comunicación, estos son: escuchar con atención, no acaparar la palabra, evitar interrumpir, utilizar un lenguaje propio y moderado, y éstas, además, son características que demuestran la educación y trato delicado hacia las personas, indispensable para un intercambio de ideas. También me he dado cuenta que toda persona que se acerca a nosotros considera que tiene algo importante que decirnos y para nosotros eso debería tener un valor único porque nos expresa una idea, tiene una cortesía o nos hace el momento más agradable, nos hace partícipes de sus sentimientos y preocupaciones, solicita nuestro consejo y ayuda... y esto es muy halagador y le debemos dar el justo valor que tiene que alguien nos demuestre su confianza. La comunicación efectiva debe ser comprensiva, condescendiente y conciliadora para obtener los mejores frutos y estrechar las relaciones interpersonales. Siempre será importante dar a los demás un consejo y criterio recto, de otra forma estamos condenados a continuar repitiendo los mismos errores y no por ello los aciertos; sin una comunicación eficiente estaremos haciendo esfuerzos inútiles para lograr objetivos fuera de nuestro alcance, y ni qué decir de nuestro desinterés en la mejora y el bienestar, tanto propio como ajeno.Finalmente quiero compartirles que a la par de estos elementos esenciales, es preciso cuidar otros pequeños detalles que nos ayudarán a perfeccionar y a hacer más eficaz nuestra comunicación: tomar en cuenta los sentimientos de los demás, no interpretar equivocadamente los gestos y movimientos, una apreciación errónea de la entonación usada, atención especial al estado de ánimo de las personas cuando se nos acercan y, sobre todo, la cortesía y educación que demostramos en nuestras conversaciones.De esta forma, la comunicación es uno de los medios más eficaces para hacer amigos, elegir a nuestra pareja y estrechar los lazos familiares, profesionales y de amistad. Todos deseamos vivir en armonía, por eso este es el momento de reflexionar y decidirse a dar un nuevo rumbo hacia una mejor comunicación con quienes nos rodean.
Gracias, padre.
